La Medicina Tradicional Tibetana contiene una extensa filosofía, cosmología, y un sistema de anatomía sutil asociado con prácticas espirituales.
La prevención de la enfermedad a través de una vida y una dieta sana son fundamentales en la Medicina Tibetana.
Actualmente, la mayoría de las enfermedades crónicas son el resultado de un desequilibrio entre la actitud
mental y una vida o dieta incorrecta. La diabetes y las enfermedades cardiovasculares son un buen ejemplo de ésto.
De acuerdo con la visión de la medicina tibetana, en el cuerpo humano existen tres humores: Bilis, Flema y Aire. Estos tres humores se corresponden con los tres principios: Materia, Energía y Espacio. La salud es el resultado de un armónico equilibrio entre estos tres humores. Por lo tanto, aparecerá la enfermedad cuando exista una desarmonía entre ellos.
La emocionalidad, la cólera, la ira, la ambición y en lo físico el exceso de alcohol y abuso del sexo darán lugar a desequilibrio de la Bilis. La ignorancia o la pérdida de interés en las cuestiones espirituales, llevar una vida indolente o de excesivo confort, crearán un desequilibrio de Flema. Dedicarse excesivamente a las prácticas ascéticas, la violenta represión del deseo sexual o una deliberada retención de los deseos de orinar o defecar, producirán un desequilibrio del Aire.
De acuerdo con la medicina tibetana, las personas deberían ser conscientes de su alimentación especialmente y en general seguir una dieta que le ayuda a mantener un equilibrio. Hay ciertas direcciones importantes que llevan a un mejor bienestar y vitalidad: una dieta natural y equilibrada, baja en grasas, tomando carne con moderación, evitando los extremos de sabor en las comidas, como muy salado o muy dulce. Y si bebe alcohol hacerlo con mucha moderación.
Evitar las comidas rápidas con mucha grasa, las conservas, encurtidos y bebidas artificiales, particularmente en los primeros años de vida para prevenir la aparición de la enfermedad.
La forma de vivir también influye en la salud y se debe buscar una atención permanente durante todos los actos diarios (comer, dormir, andar, trabajar, etc.), cuidar el entorno donde se vive tanto el orden y la limpieza de la casa, como el vivir en armonía con la naturaleza. Es esencial respirar aire puro, tener buena luz, y evitar temperaturas extremas. Es importante para la persona tener tiempo para actividades como la meditación, los ejercicios de respiración y yoga suave, para reducir el estrés mental y físico que en el fondo son la causa de muchas enfermedades.
Siguiendo estas recomendaciones conseguiremos mejorar nuestra salud y bienestar, en lo físico y lo mental.
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